Cuando veo una película tengo presente la historia, la actitud de los personajes, el entorno y al final saco los valores positivos. Igual hago con los libros. Creo que todos enseñan algo. He conocido a personas que apenas saben expresarse verbalmente y sin embargo puedes aprender de ellas.
He leído libros a los que han calificado de “malos” o a sus autores “pésimos escritores” y sin embargo he encontrado frases increíbles y otros con fama que siguen camino trillados. Pero todos enseñan. Unos más y otros menos. Como decía Jacinto Benavente “Los libros son como los amigos, no siempre es el mejor el que más nos gusta”.
Es normal que los libros vayan dirigidos a diferente lectores: infantiles, adultos, románticos, políticos, etc. También es normal que a un religioso no le guste un libro erótico o aun lector de derecha le guste un libro de Carlos Marx o uno de izquierda le guste leer los comentarios de Carlos Alberto Montaner o los libros de Zoe Valdés. Sin embargo se deben leer. “La Edad de Oro”, libro escrito por José Martí y dirigido a los niños, impresiona a los adultos y son muchos los intelectuales que lo han leído.
De acuerdo a la categoría los libros de historia son los más controvertidos. Y es que la historia puede ser cierta en fechas y lugares pero a la hora de comentar sobre determinado suceso, es como decía Ramón de Campoamor “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira todo es según el color del cristal con que se mira”
Sobre la guerra civil en Angola se ha escrito algunos libros, como: “En Busca del Enemigo” de John Stockwell, “Angola un Abril como Girón” del periodista cubano José M. Ortiz, “Operación Carlota” artículo de Gabriel García Márquez en la edición 53 de 1977 de la revista Tricontinental, y otros. Sin embargo, a excepción del exagente de la CIA que estuvo allí antes de la llegada de las tropas cubanas, ninguno estuvo directamente en los frentes de batallas, tomando fotos ni películas durante 1975-1976. Tampoco estuvieron, en ese periodo, periodistas extranjeros. Las pocas fotos u otros testimonios publicados durante ese tiempo eran brindados por el alto mando cubano. De ahí que la información brindada en los escritos sobre la llegada, combates, muertos, etc. procedía del Gobierno cubano y no de sus autores.
No quiero criticarlos. Hicieron lo que podían hacer pero eso está muy lejos de los verdaderos acontecimientos.
Y esto no ocurre con el libro “El León Rojo, Memorias de un Combatiente que ha sido escrito por alguien que vivió en carne propia la crueldad de una guerra como lo vivió Hemingway en ” Por Quién Doblan las Campanas”.
Como dice un proverbio indú: “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”.
Pedro Celestino Fernandez Arregui
Pedro Celestino Fernandez Arregui