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miércoles, 4 de mayo de 2016
El Emigrante
El Emigrante
Salir de su pueblo rumbo a lo desconocido
por desiertos, mar o selva, con peligros al acecho.
Siente los latidos sordos en el pecho
siente en la espalda los pies adoloridos.
Va en busca de un mundo mejor
con la intención de a su familia ayudar.
Buscan, sin saberlo, un mundo que puede ser peor
donde siempre serán extranjeros de algún lugar.
Y aquellos países donde reinan las tiranías
siempre serán esclavos dejados a la deriva.
El emigrante suda día tras día su jornal
y se seca el sudor en su aldea natal.
Sueña con ser igual que sus nuevos amigos
pero despiertan siempre con el mismo trigo.
Aquel le da trabajo y otro una sonrisa
pero detrás de cada gesto aflora la codicia.
No tiene confianza. ¡ Hay mucha avaricia!
Y también la xenofobia salpica al emigrante.
Muchas veces lágrimas y en el alma dolor
pensando que lo triste es que antes
todos en el mundo hemos sido emigrantes.
Pedro Celestino Fernández Arregui
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