El Néctar Negro
de los Dioses Blancos
Según
estudios realizados por el Jardín Botánico Real de
Kew de Londres, el café llegaría a desaparecer, al menos como lo conocemos hoy.
Si tenemos en
cuenta que, según la Organización Internacional del Café es el producto más
comercializado, después del petróleo, dando trabajo a más de 26 millones de
personas, lo tendremos difícil para saborear una buena taza de café.
Pero nada de
esto podría imaginarse cuando esta planta crecía silvestre en los campos de
Etiopía y era muy codiciado por los colonizadores. De aquí pasó a Arabia y a la
India atribuido a los peregrinos musulmanes que se dirigían a la Meca. Aunque
fueron los holandeses los que más lo propagaron creando plantaciones en Ceilán
e Indonesia, antiguas colonias holandesas. Después lo importaron a los jardines
botánicos de algunas capitales europeas, América del Sur y a Centroamérica.
Hoy puedo pedir
un café Expreso, un Stretto, un Doppio, un Cappuccino, Bica, Cheio, Pingado,
Café Americano, Cortado, Café Solo, Café griego, Café turco y cientos de formas
de beber café.
Recuerdo que a
finales del siglo pasado en un letrero colgado en la pared de un bar, decía:
“Usted con un café tiene derecho a un baño limpio con jabón y agua caliente, a
leer los principales periódicos del día, disfrutar de un programa de televisión
o un partido de fútbol o jugar a las cartas. Todo en un local climatizado. ¿Y
usted me dice que el café es caro?”
En esa época
el café costaba unos 5 centavos de dólar y en España alrededor de 100 pesetas
(0.60 euros). Hoy en España cuesta alrededor de 1.20 euros. Claro, todo ha
subido, hay crisis, pero sin embargo a pesar de que nos quejamos de muchas
cosas, somos pocos os que nos quejamos del precio del café.
Además del
precio, lo han catalogado como enemigo número 1 de la presión arterial y de las
enfermedades coronarias. Sin embargo la opinión de los especialistas ha ido
cambiando según los avances tecnológicos y científicos. El Dr. Enrique Galve, presidente de
la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española
de Cardiología (SEC), dice:
“la cafeína aumenta la frecuencia cardiaca y, en ocasiones, puede elevar la
presión arterial. Aún así, no existe motivo alguno para que un hipertenso bien
controlado no pueda tomar café. Cualquier sujeto que sea hipertenso o padezca
alguna enfermedad cardiaca puede tomar, en principio, hasta 4 o 5 tazas de
café, puesto que no se ha podido evidenciar nunca su carácter nocivo en
relación a la patología cardiovascular”.
Yo por mi parte le doy gracias a Kaldi. Sí, ese pastor que según la leyenda se dió
cuenta del extraño comportamiento de sus cabras después de que habían comido la
fruta y las hojas de cierto arbusto. Las cabras estaban saltando alrededor muy
excitadas y llenas de energía. El arbusto del que pensó que sus cabras habían
comido las frutas tenía como frutas parecidas a las cerezas. Entonces decidió
probar las hojas del arbusto y un rato después se sintió lleno de energía.
Y mientras tanto sigo bebiendo mi taza de café
cortado sin pensar que un día desaparezca el café de la variedad arábiga, el
más extendido y el más débil a los cambios climáticos.
Los invito. Salud.
Pedro
Celestino Fernández Arregui
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