El
Legado de los aborígenes
Desde muy pequeño era atraído por las
cavernas. Sentía como si los espíritus olvidados, ejercieran la atracción de mi
alma para que yo entendiera lo importante que son o fueron algún día.
Buscaba en sus entrañas trocitos de historia y
conocimientos geológicos. Esto último, para un analfabeto en la materia, no me
enseñó mucho. Pero sí, sobre las costumbres de nuestros aborígenes, los
sufrimientos de los presos, los corsarios y piratas y los sin techos. Pude
encontrar utensilios usados por reclusos obligados a llenar grandes bolsa de
guano de murciélagos dentro de una cueva con un calor asfixiante. Pude conocer
la visita de famosos piratas a las grutas existentes. Conocí del hombre con su
familia que tenía, por techo y paredes, rocas.
Un día entré en una pequeña cueva, casi
olvidada, en el centro de la Isla. Llevaba un cámara fotográfica de 35 mm,
sencilla y poco efectiva, pero lo suficiente para poder mostrar a mis amigos el
tamaño de unos escorpiones negros, como si fueran de luto y una cola encorvada
hacia arriba con un aguijón nervioso buscando víctimas. Sin embargo me fascinó
un muñeco pintado en la pared. Se podía confundir con un personaje de los
dibujados por mi hija con la única diferencia que había sido hecho 600 años
atrás. Le hice varias fotos. Ninguna salió.
Era aficionado a la pesca y cada vez que
íbamos a pescar a Punta del Este en la costa sur de la Isla, tenía que llegar a
una cueva muy peculiar que se encontraba a unos 200 metros de la costa. Me
fascinaba observar la cantidad de dibujos realizados por los aborígenes por
mucho que los mosquitos al igual que el ejército de Guillermo el Conquistador
querían derrotarme de forma fulminante.
La Isla fue descubierta por Cristóbal Colón
en 1494, sin embargo no es hasta 1903 que se llega a recoger algunos datos por
el geógrafo francés, Berchón.
El Dr. Freeman P. Lane, escribió, en el año
1910: "gruta profunda de 50 pies con bóveda agujereada en chimenea y
paredes adornadas de dibujos indios". Los estudios realizados
posteriormente aseguraban que la cueva había sido un templo precolombino.
La Capilla Sixtina de la Isla de la Juventud
cuenta con más de 200 dibujos que están ahora en serio peligro. La mano del
hombre ha sido la culpable de que esas pictografías, objetos de estudio por los
especialistas, puedan desaparecer. La cueva fue habitada por familia que
cocinaba con madera, los turistas nacionales y extranjeros han escrito sus
nombres o frase sobre los dibujos y ahora un hongo amenaza con borrarlo de sus
paredes. La responsabilidad es de los que cometen vandalismo y dañan los
dibujos pero también de las autoridades que no han realizado el esfuerzo suficiente para
preservar tan hermoso legado.
El legado de los aborígenes, salvémoslo.
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