La Guerra, mi Guerra
̶ "¡Papi, papi! Han matado a mi papá. -era mi hija que se había despertado
asustada. Su madre la estrechó en su pecho y con suaves caricias logró
dormirla.
̶ ¡Fuegooooooo!
Fue como quitarle la anilla de seguridad a
una granada. Una inmensa lluvia de proyectiles cayó sobre nuestras posiciones
apenas salieron los nuestros. No podíamos salir de nuestro “abrigo protector” e
incluso después supe de compañeros muertos en la trinchera cubierta. Si el día
anterior había sido una pesadilla, el día 12 de diciembre marcó en nuestras
vidas la supervivencia en el infierno. Todo se iba llenando de humo y los
camiones, situados a escasos metros de nuestro emplazamiento, comenzaron a
arder por motivo de varias explosiones de las granadas de morteros. Esquirlas
de proyectiles de cañón, plomos de las balas de los fusiles, trozos de ramas de
árboles y metales circulaban por todas partes con sus silbidos de muerte y
destrucción. A cada minuto, el humo era
más denso y los disparos más intensos. Aquello era el preludio de una derrota
esperada."
Un fragmento del libro El León Rojo. Es un momento en una batalla. Es una guerra, pero es la guerra en la que participé. Tenía que escribir mis memorias sobre mi participación en este conflicto, para aliviar un poco el peso que sentía en mi alma.
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